España, líder en Europa con un 40% de desempleo juvenil

Los jóvenes están viendo como el incremento de deuda pública de los estados del bienestar que se sostienen mediante deuda pública desde hace décadas no es una buena idea, ya que se les está “endosando” nuestro bienestar presente más allá de las posibilidades reales, haciendo que disminuyan de forma progresiva sus oportunidades y alternativas.

 

En España, la tasa media de desempleo en enero era del 16%, mientras que la juvenil (menores de 25 años) es mucho más del doble, dato dramático, que sigue siendo el más alto de la UE, con el 39,9%, llegando en algunas regiones al 45%-50%.

 

El nivel de deuda pública en enero fue algo más del 117% del PIB, nivel máximo de 118 años, y se prevé que suba, sobre todo porque en los Presupuestos del Estado se apunta un crecimiento del PIB de más del 9%, con los consiguientes escenarios de incremento de la recaudación, que si se cumplen, incrementando en buena medida el gasto público, hará que aumente el déficit y la deuda por encima de lo previsto en dichos presupuestos.

 

El crecimiento previsto del PIB en 2021, según los organismos o analistas, puede superar el 5% por la vacunación y reactivación de la economía, pero como la caída del PIB fue del 11% en 2020, la mayor de la zona euro, la mayor de la UE, la mayor de Europa y la mayor de la OCDE, la recuperación del nivel de 2019 se prolongará, esperemos, al 2022.

 

España tiene prácticamente la misma población desde 2011, según los datos del INE, pese a la recepción de emigración, lo que demuestra que hay una pérdida neta de población residente constante, dando igual donde hayan nacido. Como demuestran los datos de afiliación a la Seguridad Social en ciudades como Madrid o Barcelona, donde los no nacidos en España son más del 25% de las altas en la Seguridad Social, España es un país muy abierto y tolerante, una sociedad cosmopolita. La renta per cápita real española es hoy poco más o menos la de 2006; es decir, cuando en 2022, ¡ojalá!, se recupere el PIB de 2019, casi se habrán perdido 16 años en términos de renta y oportunidades.

 

La pertenencia de España a la Unión Monetaria no sólo dota de estabilidad y credibilidad monetaria por la independencia del BCE, sino que no permite devaluaciones competitivas inflacionistas, menores tipos de interés, mejor calificación crediticia de la deuda pública, incluso se puede por primera vez mutualizar deuda “excepcionalmente” y otras ventajas, pero conlleva unas obligaciones en competitividad económica que implican reformas estructurales que Bruselas no ha sabido exigir, lo que ha llevado a un impresionante aumento de la deuda pública, a una congelación o pérdida de la riqueza en España, y en los países del Sur. Por
ello, la Unión Europea debe ser exigente e imponer, a cambio de los recursos y ayudas, las reformas estructurales necesarias del mercado de trabajo, también las pensiones, así como el incremento de la inversión en ciencia, formación e I+D.

 

 

Déficit estructural

 

El déficit estructural de España, el nivel en que los gastos públicos corrientes son superiores a los ingresos corrientes, superó el año pasado el 6% del PIB. Ya era de casi el 3% en 2019, sin incluir los gastos financieros por intereses de la deuda pública, que son más de 20.000 millones de euros al año, pese a tipos de interés reales casi cero o negativos. Cada punto de incremento en el tipo de interés, con una deuda de 1,4 billones, supondría casi 14.000 millones al año más por intereses. La inflación volverá y los tipos subirán, ya que se mantienen extraordinariamente
bajos porque el BCE, con su programa de compra de deuda pública los sostiene.

 

Insisto en los datos de deuda, intereses y déficit, porque son los jóvenes quienes deberán en su mayor parte pagarlo, al haber alcanzado tal volumen.

 

Si no se incentiva a los jóvenes del Sur de Europa, de España, mediante unas condiciones futuras adecuadas para permanecer en el país, con estas tasas de paro, peores sueldos reales y perspectivas de crecimiento de los mismos, aumento de la desigualdad, menores prestaciones públicas y de peor calidad, y con una población activa muy baja en comparación al entorno con la que compartir la carga de la deuda; en definitiva, con menores oportunidades vitales, ya que soportarán una mayor carga fiscal casi toda su vida, pagarán más impuestos, dispondrán de menor renta neta (excepto los más desfavorecidos, que crecerán) y tendrán menor capacidad de ahorro e inversión en sus proyectos vitales. Se les presenta un futuro muy poco alentador.

 

Por tanto, un joven con talento que tenga algo de sentido común, frialdad, sea valeroso, hable al menos inglés o esté dispuesto a hacer el esfuerzo, debería optar por marcharse de España, aunque comprendo que hay otros muchos factores como parejas, familias, patrimonio previo, oportunidades propias, comodidad, miedos,… que llevarán a muchos a permanecer a las sombras de los árboles, a la inmensa mayoría, pero millones, y no me confundo en la cifra, se irán, quizás sólo al norte de Europa. Señores del Sur, ya pasó en la gran recesión, no es algo nuevo.