Las inevitables reformas estructurales de China

La gran nación china lleva demasiados años aplazando reformas estructurales necesarias para que su balanza de pagos y su equilibrio general económico se encuentren en equilibrio, pero ya no les queda más remedio que hacerle frente.

Es lo que tiene la economía de mercado, que por más controlada que se la quiera tener,al final busca el equilibrio.Dichas reformas pasan por el inevitable incremento de la participación de las rentas salariales en el total de la renta, mediante una mejora de las condiciones laborales y económicas de los trabajadores chinos.

 

Para ello, se necesitaría que despegase la “circulación interior” del consumo y la economía, que continua teniendo una fuerte dependencia de la “circulación exterior”,lo que supone una muy alta dependencia de un mercado internacional que hace ya años se ha visto dificultado, por aranceles, recelos, límites a la inversión de empresas que en realidad son públicas en mercados de destino, barreras no arancelarias para protegerse de las malas prácticas internacionales de la propia china, que hace ya mucho tiempo quedaron al descubierto, mediante las ayudas a las empresas públicas, las ayudas a la exportación, las ayudas directas, las ventas a pérdidas en sectores con excesos de capacidad y una mezcla muy variada de éstas y otras.

 

Con la pandemia las dificultades de los mercados internacionales son mucho mayores, sean por el incremento de los costes del transporte, por el colapso de contenedores, el incremento de los costes de la energía u otros que están incrementando los costes logísticos de manera que muchos productos dejan de ser competitivos. Pero, además pero además demuestran a sus clientes internacionales la excesiva dependencia a la que les habían llevado la diversificación de las cadenas de valor internacionales, excesivamente concentradas en la “gran fábrica del mundo” y que ahora muestran su debilidad, sea en microchips u otros muchos componentes, lo que acelera la vuelta de ciertas actividades productivas a los países de origen.

 

China, es consciente de la necesidad que tiene de los mercados internacionales, de los que depende en exceso, aún a pesar de desequilibrar la balanza comercial de muchos países, le son necesarios para alimentar el apetito necesario por las materias primas, que son imprescindibles en la gran fábrica, y no sólo para la fabricación, sino también para la propia alimentación de la población, con mejoras de los hábitos de consumo crecientes. La realidad es que la balanza comercial global china hace tiempo que dejó de tener grandes superávits, ya que los mercados internacionales han comenzado a retroalimentar sus propias necesidades.

 

Es conocido por todos que el Yuan siempre ha sido una moneda controlada, cuyas fluctuaciones, aunque cada vez más dependientes del mercado, siempre se ha mantenido bajo control como factor añadido de competitividad internacional. Convendrá comenzar a pensar en una fluctuación más libre, que llevaría a un revaluación inmediata, que añadiría, con el incremento de costes laborales, a una menor competitividad en el mercado internacional, lo que conducirá a un uso ineficiente de las reservas internacionales, muchas pero menguantes, acumuladas durante décadas por el incremento del ahorro de la clase trabajadora, disminuyendo los costes financieros de las empresas, pero que ha llevado a un uso ineficiente de los recursos, por su asignación económica en términos macro  y micro.De ahí la inmensa necesidad de una transición tecnológica, un incremento del valor añadido de la cadena internacional que compense esas pérdidas de competitividad y otras rigideces que muestra el gigante chino, y que ayude al incremento de la productividad real y no sólo la aparente.

 

Cualquiera que se dedica a los mercados internacionales desde el punto de vista económico sabe que estos factores antes mencionados y otros, conllevan un cambio de la relación real de intercambio, que hace necesarios incrementos de la productividad real mencionada que no son ni mucho menos sencillos de alcanzar, no sólo dependen de la tecnología, que ayuda, sino de la formación y capacitación de trabajadores y directivos, de las disponibilidad de redes eficientes, y otros muchos factores, muchos de ellos difíciles de conseguir.

 

Será necesaria una reforma del Hukou (sistema de emigración censal de la propia China, que deja a muchos trabajadores y familiares en provincias donde emigraron a trabajar sin acceso a servicios sociales básicos hasta transcurridos unos años), que permita una mejor distribución de los trabajadores chinos sin los costes que éstos han tenido que soportar, que conllevará un incremento de la demanda de servicios públicos en algunas regiones, que hasta ahora se mantenían como una economía sumergida, con unas condiciones laborales muy complicadas de para la clase trabajadora.

 

El agotamiento del modelo de inversiones (financiadas por los excedentes del ahorro poco retribuido de los trabajadores para su futuro) en infraestructuras que desde hace ya algunos años muestra sistemas de desequilibrio, ineficiencia y mala asignación de los recursos económicos. El excesivo endeudamiento,que en China no debe medirse solamente por el sector público en sí, sino por la inmensa deuda de las SOE (empresas públicas), dóndese concentra en buena medida, sin el debido control, así como también en las empresas privadas (como ahora se ve con Evergrande) y otras muchas con un sobreendeudamiento exagerado y sin el debido control.

 

En términos normales se discute si el total de endeudamiento de China es del 310% o mucho más, ya que no hay del todo fuentes fiables, por lo que debemos ser pesimistas; dicho endeudamiento en una economía que veía crecer su PIB a tasas de dos dígitos desde hace una década, luego, de más del 6% recientes, o en sus propias previsiones actuales  muy optimistas del 4%, no verá repetirse esas tasas de crecimiento, que no se podrán alcanzar si no es de forma virtual, simulada, como hemos conocido y las propias autoridades en muchas ocasiones han reconocido.

 

La externalización de los costes ambientales, sin control alguno en demasiadas ocasiones, como otro factor de competitividad, ya insostenible como muestran las medidas adoptadas por las propias autoridades, pero que conllevaría otro incremento de los costessi la propia China intenta abordarlos de forma directa para reducir los efectos del cambio climático que todos padecemos.

 

Un envejecimiento acuciante de la población, que supondrá unos costes inmensos, no sólo desde el punto de vista de las pensiones, sino también de cuidados médicos, con un decrecimiento de la población que trae ventajas, sin duda, sobre todo en un país con la inmensa población de China, muy concentrada en las áreas que son más fáciles de poblar, valles de los grandes ríos y costas, mientras que otros muchos territorios inmensos no son lugares que puedan atraer grandes cantidades de la población, como son el desierto el Gobi, las llanuras tibetanas, selvas tropicales u otros lugares que además deben tener como destino ser una reserva alimentaria.

 

El pueblo chino es un pueblo trabajador, sufrido como ninguno, con siglos recientes de penalidades, capaz en muchas ocasiones de inmensas proezas, no tengo duda alguna que, en las próximas décadas, encontrará su camino.